miércoles, 24 de agosto de 2011

Esas pequeñas señales

Queridos atrapaconejos de arriba y de abajo,
estar en demasiadas cosas lleva a no estar en nada.
Soy conocido por mi indecisión. En realidad, no es tal, sino una consecuencia normal, creo, de un modo de pensar más previsor y futurista del que rigen los cánones.
Es jodido.
Si algo he aprendido (viendo y viviendo) es que salirse un poco de los moldes puede llegar a ser sinónimo de pasarlo mal.

También voy aprendiendo que Ortega, con aquello de que somos nosotros "y nuestra circunstancia" tenía más razón que el Papa. Y que, por mucho o poco que se crea, hay cosas que van sucediendo que llevan a sitios diferentes según sea nuestra reacción ante ellas.

No es mi intención ponerme místico ni filosófico a mis años, pero últimamente he estado dándole vueltas a esto y he llegado a sentirme muy poco patrón de mi rumbo en determinados momentos (sobre todo, este año). Las sensaciones han sido raras: he intentado oponerme, llevar la contraria, otear el horizonte e incluso dejarme llevar a la deriva (sin remar). Los resultados han sido también, dignos de estudio (pero no os aburriré con eso).

A decir verdad, he aplicado poco de lo que me enseñaron mis padres, sin saber bien por qué (igual no era el campo correcto de aplicación). Y también me siento un poco "perdido" en el sentido de "estancado" o "aburrido".
Mi manía por mirar siempre el siguiente paso en lugar de disfrutar del presente es grande. La voy corrigiendo poco a poco, pero me queda mucho trabajo.
Y, sin duda, si la junto con el verano, con el Ramadán, con el calor, con la vida en El Cairo y con el futuro cumpleaños (tema que vuelve a salir), terminan en una entrada de blog como la actual.

Creo que es hora de dejar de escribir y darle a Publicar.


lunes, 22 de agosto de 2011

De nuevo, el Sinaí

Estimados historiadores,
es por todos conocida la importancia que tiene el territorio del Sinaí para las tres grandes religiones. La historia de Moisés, para sorpresa de algunos, sucede en los tres grandes libros.

Dicho esto: ¿qué estado religioso no querría tener el Sinaí bajo du custodia?

Hace unos días, entre palestinos, egipcios e israelitas, se han vuelto a matar en la frontera. La excusa viene como un guante a cualquiera de las partes, la verdad. Cada uno por motivos distintos.

El caso es que servidor quería pirarse al Sur de Jordania por las vacaciones del fin del Ramadán. Y lo quería hacer por tierra, atravesando Israel; o por mar, con el ferry de Nuweiba (Egipto) a Aqaba (Jordania).
Pues bien, parece que, tras la entrada de Jordania en este pequeño (pero potencialmente gran) conflicto, me quedo por el país.

Se me han ocurrido un par de planes. Entre ellos, por supuesto, es echarle los dados al destino y seguir con Jordania en la cabeza. Si no, podría quedarme en Dahab, de la que debo una buena descripción y donde se relaja cualquiera. Mi tercera opción puede pasar por emular a mi progenitor, pillar la bici y poner millas por el delta: Ismailya, Port Said, Lagos Manzala, Lago Burul·los y puede que algo de Mansura.

¿Opiniones? ¿Sugerencias?

martes, 16 de agosto de 2011

Que 20 años no es nada...

Así decía Gardel.
Para este espléndido tango le rimaba lo mismo 20 que 30, pero, desde luego, se lanzó a los 20.
¿Por qué? Porque 30 sí son algo.


Nunca fui un gran sentimental para lo de los cumpleaños. Mi familia no goza de una gran tradición para celebrar nada, las cosas como son. La emoción de un festejo podría equipararse a la de comerse el primer polvorón en una aburrida tarde de finales de otoño. Algo especial, pero nada del otro mundo.

Lo malo de girar el globo es ver que otras personas adoptan actitudes muy diferentes ante situaciones similares (como un 30 cumpleaños, por ejemplo). Y eso, de forma irremediable, hace que uno le dé un par de vueltas al coco. Esto me ha pasado al hablar con mi amiga Emma.

La melancolía en este tipo de pensamientos y la tristeza que la acompaña son de esos sentimientos que no aportan nada, que no sirven para nada, pero que condicionan el comportamiento general. En la mano de cada uno está el dejar que afecten o no o en qué medida.

Como conclusión de esta reflexión, creo que fui educado (hablando en general) en la extrema bondad y confianza en para con los demás. Es decir, en estar siempre atento a otros para poder hacer una cosa u otra y, si se van al fiasco los planes, sólo poder culparse uno mismo.
Esto ya no vale.
Y esto lo enlazo con mi futuro viaje de Eid. Hace muchos años dije que no volvería a viajar solo, pero citando a un aventurero digo que "en cuanto a lo de viajar solo, ¿qué coño? Si es así como tiene que ser, que sea así"

domingo, 14 de agosto de 2011

Resonancia de un viaje con "Electrón"

Queridos Testudines y Chelonias,
uno de vosotros, tras leer la "radiografía" de mi viaje a España, me ha pedido la "resonancia" del mismo. Posiblemente sea porque no he entrado en profundidad en los aspectos más anecdóticos de mi viaje. Y es cierto.

Os cuento que este personaje (porque es todo un personaje, en el mejor de los sentidos) se debatía continuamente entre la vida y la muerte cuando era más pequeño (en edad y estatura) porque jugaba un rol difícil y cruel dentro de la sociedad: el de primo pequeño.
Llamar judiadas o perrerías a esas "muestras fraternales de cariño familiar" por parte del resto de primos, que le proporcionábamos en abundancia, sería algo demasiado generoso. Pero, aunque él no lo quiera ver (o no haya caído en ello todavía), esto lo convirtió en el actor perfecto de la frase "lo que no te mata, te curte". Y ahí lo tengo: curtido... más o menos.

Y digo yo, alma de cántaro, que si haces una pequeña revisión de los acontecimientos, salvo la parte gallega, te has comido casi todo conmigo: playa, barbacoas, borrachera, cenas, comidas, playa -otra vez-, accidente, compras, paella... Has sido mi apuntador para el viaje, el regidor de la función. Te sabías el guión de "pe" a "pa" y sin pestañear.
Por eso mismo, la resonancia me suena más a capricho que a curiosidad. Además, tú sabes que para que yo te cuente sólo tienes que preguntar.

En este sentido me falta por decir que he descubierto cosas que me han gustado y, por ello, la radiografía basta. Dar más detalles sería faltar al respeto a algún famoso de la SGAE o entrometerme demasiado en mi vida privada. Y no va de eso.

Como colofón, tan sólo decirle a este gran lector y seguidor de mis aventuras (si es que lo son) que hace tiempo le escribí, y, después de nuestra conversación, revisé mis "recomendaciones" de un 25 de Junio (ó de un 26, no estoy seguro). Y me pregunto si ha caído ya algo de lo que se mencionó en la lista. Porque, con sinceridad, entre chorradas y tonterías había un par de cosas que merecían mucho la pena. Y la siguen mereciendo.

Prepárate las camisetas con la cruz de santiago que yo afilo las espadas y pulo las armaduras y los yelmos.

¡¡Santiago y cierra España!!

Ondo segi, aio.

jueves, 11 de agosto de 2011

Ramadán y el agua

Estaba a punto de verme de nuevo en apuros. No sólo me bastaba con una casa en una última planta -donde el Sol golpea sin piedad- y sin aire acondicionado -una combinación terrible-, sino que, además, ¡se me estropea el agua!

Y esto en pleno verano.
Sin dudarlo, llamé a mi casera que, como de costumbre, me hizo una de las de oreja y rabo y carpetazo al asunto con un simple "habla con tu vecina y que te mande a alguien". Con mi "vecina" se refería a la entrañable Madame Zeinab, que está de vacaciones en Alemania, visitando a algunos familiares y puede que a algunos amigos.
Aún sabiendo esto, algo me dijo que aún conservaba el número de Hassan, el "manitas" del inmueble. Colgué, busqué en la agenda. Bingo.

No sé si lo que mejora es mi árabe o la solidaridad de Hassan, pero el caso es que nos entendimos bien y quedamos para que arreglara el problema.
"Como es Ramadán" o venía a las 11 de la mañana o a las 8 de la tarde.
Opté por la tarde.

Hassan vino a casa, abrió grifos, apagó y encendió interruptores, cerró grifos, los abrió de nuevo y los volvió a cerrar. Bajó a echar un vistazo al motor mientras me daba orden de abrir y cerrar a su señal. Así, hasta un par de veces.

Problema no hay por ningún sitio. Toquetea el motor, pero todo parece funcionar.
Le avisé, siendo previsor, que el problema es puntual. A veces no hay agua, a veces, sí.

Entonces, con su buen árabe calmado y lleno de gestos "para que extranjero entender Hassan" me dice que es Ramadán (por si no lo había notado) y que la demanda de agua varía en las horas del día. En realidad se hace un pequeño lío cuando le digo que por la mañana no hay presión e inicia una explicación donde combina conceptos como "demanda", "abastecimiento", "presión", "cocina", "iftar", "ocaso", "compañía estatal de agua" y otros del género que le quedó la mar de bonito y profesional si no fuera por mi sencilla pregunta: "Pero, si por la mañana nadie bebe ni hay demanda salvo la mía, ¿por qué no tengo agua a esa hora?".

Se reiteró en su explicación, que bien valió las 50 libras que le pagué, más bien por el intensivo de árabe que por la explicación en sí misma, cargada de significado y carente de sentido desde mi punto de vista.
Aquí os dejo una foto de mi grifo:




Pasada la historia y tras comprobar que, justo cuando se va a extinguir el hilo de agua, siempre vuelve con fuerza, aproveché anoche para dar una vuelta a eso de las 21, por Zamalek. Aun siendo una zona de extranjeros, se notaba el ambiente de Ramadán. Es como una Navidad de un mes.
Aprendí que no existen ukeleles en Egipto y me sorprendió toda la vida que hay por la noche. Todas las tiendas abiertas, los niños por la calle (alguno terminará el mes con alguna amputación en las manos por culpa de los petarditos -me parezco a mi abuelo, lo sé, pero es verdad-. Vidilla, vidilla. Todo muy auténtico y respetando las tradiciones.
También me moló ver toda la gente que toma el vaso de leche con un dátil para romper el ayuno, al igual que hacía el profeta Mahoma.

Dentro de nada me veo dentro de una galabeya, dando paseos por ahí.

Hoy tengo propuesto ir al Hussein, o más conocido como Khan el Khalili (el mercadillo). Llevo la cámara de fotos. A ver qué me encuentro.
Isa, ya verás las fotos.

Ondo segi, aio.

martes, 9 de agosto de 2011

Ramadán, 1432

Queridos descendientes del primate,
Hoy es 9 de Agosto de 2011, o, lo que es lo mismo para algunos, 9 de Ramadán de 1432.
El chiste es fácil: dentro de 60 años, Colón descubrirá las "indias". Ja, ja. Qué original soy.

A diferencia del año pasado, puedo decir que, al saber de lo que va todo esto, el Ramadán de este año es diferente.
Las particularidades son pocas, salvo que hay más horas de Sol que el anterior.
Las tiendas, cafés, restaurantes... tienen un horario "raro". Abren y cierran a lo largo del día. Algunos una vez, otros no abren, otros lo hacen hasta tres veces (no es broma). La mayoría de la gente vive de noche (sólo hay 8 horas de oscuridad).
En el trabajo se nota.
La mayoría de las empresas egipcias tienen el horario reducido. Suele ser de 10am a 15:30pm, pero, como siempre, nadie lo cumple a rajatabla. Llegan más tarde y salen más tarde.
No comen, no beben, no mantienen relaciones físicas (ni besarse con la parienta), no insultan ni maldicen. Son buenos. Requetebuenos.
Se pasan el día a caballo entre el desvelo y la modorra. Es complicado. Para que se me entienda claramente, tienen un "jet lag" del copón.

Me imagino que hasta los fundamentalistas radicales islamistas con turbante malos malosos de los atentados de Oslo estarán amodorrados. ¡Ah no! Que ese fue uno de derechas, religioso, fundamentalista, radical, europeo, rubio de ojos claros, que la prensa tachó de "loco" (para ahorrarse la retahíla, supongo). Disculpad. La fuerza de la costumbre.

En cuanto a mí, me propuse ayunar los días que me invitaran a un "Iftar" (el desayuno, a las 18:50) pero estamos a 9 de Agosto y llevo unos cinco o seis, y no, no he ayunado tanto ni de palo. Sólo un par de días (y uno de ellos con trampa, lo reconozco). Y eso que Anita me dijo que estaba -quote- "en las yantas".
Es cierto que he perdido algo de peso, pero me hacía algo de falta. Y fue antes de este mes, por motivos que no vienen al caso.

La sensación general es como la que describía hace un año: mucha sed, del hambre ni me entero, pero la sed... buf! Y la boca pastosa a final de la tarde. Terrible. Cansancio y somnolencia.

Tengo mis conversaciones sobre el verdadero sentido del ayuno y, con sinceridad, yo no se lo veo. A mí me suena a lo de la Navidad, que debería ser "todo el año, y no sólo el 25 de Diciembre". Pues algo así. La aproximación a la divinidad es una carrera de fondo, no hacer los deberes el último día.

Como anecdota os contaré que, al volver de España me traje "un poco de todo"; jamón, chorizo, lomo, etc... Mis desayunos "ramadanescos" constituyen el principal pecado de esta religión. Imaginemos ya el hecho de comer en horas solares y encima echarle huevos y hacerme una tostada con lo mejor del producto ibérico de mi país, café y zumo. Toma ya. Falta un carajillo para garantizarme una plaza de primera en el infierno. Cualquier día se me planta el espíritu del profeta a cantarme las cuarenta (o a pedirme "un poquito de jamón, habiby")

Por otro lado y como curiosidad os cuento que Patrizio (IT) y yo hicimos una apuesta con Zizo (EG): iremos a la playa y ayunaremos con él, a excepción del tabaco (para los fumadores). Estrechamos las manos y todo, así que parece seria la cosa. Los musulmanes llevan mal lo de ayunar en el mar. Los más freakies ni siquiera se bañan, por miedo a tragar agua salada accidentalmente. Haraaaam.

Este Ramadán se acaba el 30 de Agosto, que es fiesta. Así que tengo un puente curioso de unos 10 días (si me pongo).
¿Alguna sugerencia? ¿Voluntarios para algún viaje? Posibles: Surf en Marruecos, Etiopía, Surf en Kenya, Omán, Benelux, Jordania por tierra, pescar en el Mar Rojo.
Ya me decís.

Es también un periodo en el que los extranjeros nos juntamos más y es una oportunidad perfecta para conocer a mucha más gente (dentro de los pocos que quedamos -o esa es la sensación que da-). Ayer tuve mi primer intercambio "clases de piano por clases de francés" (al más puro estilo de "Banco de tiempo"). Y, contra todo pronóstico, Daniel se portó -casi no habló Español salvo cuando se lo pedí-.
Finalmente me he decidido recuperarlo un poco (por su utilidad) y espero hacer el intensivo del CFCC en Septiembre, a modo de inyección de adrenalina (para ponerme las pilas).
Necesito ocupar un poco el tiempo o me volveré loco.

Al llevar un tiempo, ya no sé qué es normal o característico de aquí, así que si os quedan dudas (como aquella de "¿Qué hace un musulmán con el ayuno si vive en el círculo polar?") me las ponéis que pregunto por aquí.

Sed buenos.
Ondo segi, aio.

sábado, 6 de agosto de 2011

Radiografía de un viaje

Es cierto que, a veces, tenemos la sensación de que las cosas pasan por pura casualidad. Correcto. Y también es cierto que notamos (normalmente un poco después) que si algunas de estas cosas no hubieran sucedido, otras tantas (que son consecuencia) tampoco.
Creo que, a pesar de esta confusa explicación, todos sabemos a lo que me refiero.
Mi viaje podría encajar como ejemplo de esto.

"Ahmed rueda mi maleta delante de mí, a la salida de la terminal. Es la 1 de la mañana en El Cairo y no hace ni siquiera "fresco". Estoy cansado. Al mismo tiempo pienso, mientras le miro, cómo podría escribir eso en el blog.
Es la madrugada del 31 de Julio al 1 de Agosto, el día que empieza Ramadán. Me imagino a Ahmed con su familia, sus hijos. Un pequeño ejercicio de imaginación y, por qué no, de nostalgia -no diría compasión ni mucho menos-.
He negociado 60 libras, ni una piastra más ni una menos. 60 o'clock.
A la altura de la avenida Salah Salem me dice que puedo fumar si quiero, que "aún quedan unas horas".
Comprendo todo.
He llegado a Egipto. De golpe, se me quita el "jet lag" cultural. De bruces, tomo conciencia y sonrío. Africa. El Cairo. Lo pienso así, sin más, y se me antoja romántico, como de otra época. Repaso mentalmente los momentos que me ha dado esta ciudad, los buenos y los no tan buenos.

11 horas antes, Juan conducía a su estilo, rápido y esquivando el tráfico, cambiando de carril continuamente, al tradicional frenético ritmo de su conversación. Como siempre, tranquilo. La amenaza de que cerrasen la facturación no le preocupaba. Había mirado por el móvil el estado del vuelo: Retrasado 45 minutos. Todo bajo control. Su conversación, como siempre interesante, divagaba sobre la vida, el futuro y los viajes. Esos tres clásicos. Varios planes cruzaron mi mente e hizo que recordara lo que iba a ser mi verano pero nunca llegó a ser.

El Cairo te pone al límite. Otra vez.

Los días en España son de película. Y es curioso cómo de diferente se ve todo cuando pasa el tiempo. Cada vez es más distinto. Hay que hacer más memoria.

Casi perdí el AVE que me llevó a Madrid. Cuando digo "casi" me refiero a que el revisor me esperó para cerrar la puerta. Esa bala de acero me llevó hasta el cumple de Yasmin (sacrificando la fieta de cumpleaños de mi padre), pero mereció la pena coincidir con ella y con Juan mientras compartíamos una shisha.

Los días gallegos, como siempre, maravillosos. Estoy convencido de que es la combinación de haber pasado poco tiempo allí (en general) y contar con buena gente y buena familia (como en el Sur)"

Y como este post no me está saliendo como quiero y lo tengo manido, lo dejo aquí.

Tan sólo un apunte más: anoche llegaron Iñigo y Nagore para pasar unos días el país.

Ondo segi, aio.