domingo, 5 de mayo de 2013

Epílogo

Queridos lectores, amigos, familia.
Todo lo bueno (y lo malo, por suerte) tiene un fin.


miércoles, 17 de abril de 2013

Esto del viajar

Me dije una noche, delante de los cadáveres de varias botellas de cerveza, en presencia de balbuceantes y adormilados amigos, con una  indescifrable cosa que llamarían música de fondo, amparado por la soledad de la hora tardía y el crédito que otorga el alcohol para el perdón de las tonterías -verbales y orales-, en un estado de tranquilidad que me inspiraba a filosofar mentalmente para alivio de mis colegas casi sordos por la música y la bebida, con la mirada perdida en el recuerdo o en las nuevas ideas, no me acuerdo. Me dije esa noche, en ese momento de calma. Me dije...

miércoles, 3 de abril de 2013

Malasia (II) KL.

Kuala Lumpur, conocida como KL a secas.

Aterrizar aquí, tras un poco de reflexión, ha sido como un balón de oxígeno para un viaje que estaba pecando últimamente de carrera de obstáculos, reflexiones absurdas (o no tanto) y otras reflexiones de índole más personal.
Después de cuatro meses en la India, sur, centro, norte y más norte, montañas, lagos, islas y bosques; otro més y pico en Tailandia en grandes ciudades, acantilados, más islas, bosques, carreras, barcos y mosquitos; y unos días amortiguando en la sabrosa, colorida, ecléctica y cosmopolita Penang, llegué a este "colchón de plumas" en el que me encuentro.
Lo mejor y más contrastante: llegar a una rutina. ¿Por qué? Porque llegar a sitios donde tus amigos tienen una rutina y te incluyen en ella es un privilegio. Da otro aire de la ciudad, de su ambiente y, además, ofrece otras cosas. Esas cosas que no se ven bien cuando viene uno corriendo, guía en mano, comiendo algo de comida callejera, visitando el par de curiosidades del sitio. A menos que se encuentre esa paz inspiradora que hace que uno deje de lado el calendario (si se tiene), nos embarcaríamos a otro destino. Esa paz, a veces, las dan las personas y no los sitios. Cada vez estoy más convencido de la frase de Saramago que debo a una amiga argentina: "...habitando la risa tan cerca de la lágrima, el desahogo tan cerca del ansia... pasando así la vida de las personas y las naciones". Acertada. Tanto que posiblemente sea la diferencia y la respuesta a la vez a la pregunta de por qué sí Malasia y no Tailandia.

Con todo y como siempre, ante la marea de cambios que se me han venido, he vuelto a lo mismo, a tomar decisiones. Algunas no me han gustado en absoluto, así que, me disculpe el lector, no voy a hablar de ellas. Aprovechar esa marea alta puede no ser la expresión más acertada pero, sin duda, espero sacar motivación de esto y, como me dice la conciencia física, "disfrutar de todo", antes de que la marea baje y me deje con escollos, piedras y corales rotos en la orilla.

Puedo decir que, sin duda, es posible que pase más tiempo del que me esperaba aquí, en Kuala Lumpur.

Novedades, más adelante. Cuando todo se asiente.

viernes, 15 de marzo de 2013

Malasia (I) Food, mood, good...

Tal y como acabó en Tailandia, empezó en Malasia: con un paso y una hora de vida desaparecida.

Pocas cosas parecía que habían cambiado. El tráfico seguía al revés, las sonrisas seguían ahí, el verde, el asfalto, las tiendas... pero los conductores de autobús hablaban inglés. Eso ya marcaba una diferencia que, más bien, cubría una necesidad que me aportaba "comodidad", al menos de momento.
Cruzar la frontera tiene sus pros y contras: aceptas no pagar a los corsarios de la agencia de transporte, pero te encuentras sólo, con un país nuevo delante de tus ojos y con muchas posibilidades... de llegar y de perderte (...de perderte).

jueves, 7 de marzo de 2013

Half (*)

Don’t sit with half-lovers.
Don’t endorse half-friends.
Don’t read for the half-talented.
Don’t live a half life.
Don’t die a half death.