miércoles, 23 de febrero de 2011

Feliz 23-F desde Egipto


Hola a todos,
no quería dejar escapar la oportunidad de escribir en una fecha marcada para España como lo es hoy, 23 de Febrero. Para los jóvenes lectores con poca curiosidad resumo a continuación: en tal día como hoy, de 1981, hubo un intento de golpe de estado en España patrocinado por unos señores de la Guardia Civil y el ejército que tenían una idea equivocada del concepto "voluntad popular".
¿Que cómo acabó? Con el triunfo del proceso democrático, como debe ser. Y digo proceso democrático porque cada día tengo más claro que la Democracia no es un objetivo, sino un medio continuo, nunca plenamente adquirido, que no debe ser descuidado por los ciudadanos.
La joven España democrática de entonces (que yo no la viví, pero me quedaba poco para llegar), con muchas ganas de cambio, estrenando política, voto, garantías, derechos y organizando todo el panorama social, llena de ilusión y con un enorme espíritu de cambio, era muy distinta (y tanto) a la de hoy: tenía otros problemas (y también de los mismos), otras consecuencias de esos problemas (hoy tenemos un paro mayor). Pero, en un ambiente de cambio, los problemas eran retos y, con esta actitud, el país levantó cabeza.

Aprovecho la ocasión para dejar patente el amor que siento por todo mi país, sin la ridícula y mísera necesidad de considerarme un facha por ello (como algunos pailanes pensarán, ¡qué desperdicio de neuronas!). Un país al que considero un gran ejemplo en muchos aspectos de la vida.
Quiero dejar patente que "país" -en este caso- no implica gobierno ni políticas, que después mezclamos churras con merinas y acabamos mal. Implica historia, espíritu, cultura, gentes, idiomas, regiones, gastronomía(pulpo a feira, txangurros, calçots, paella, porras, migas, cocido, fabes, cochinillo, tortilla...). Implica variedad/riqueza, monte, playa, montaña, meseta, música, folklore y hasta la carretera (la Ruta de la Plata y su toro de Osborne en mi caso, que me lleva de familia a familia pasando por más familia).

La foto es simbólica y todo parecido del señor de la metralleta con mi señor progenitor es pura coincidencia.

Lo que me sigue asombrando cuando leo, oigo y veo de lo que ocurrió ese día, es la determinación y rapidez con que se resolvió todo. NO al golpe. Y se acabó. 2 días. Sin enfrentamiento civil nacional.
Es para estar orgulloso y para que sirva de referencia de lo que se puede llegar a hacer cuando se tiene claro. El golpe no, me refiero al "contra-golpe".

Sed buenos.

martes, 15 de febrero de 2011

El Cairo, los últimos 18 días

Hola,
os dejo este resumen que me publicaron en La Vanguardia en este LINK (gracias)

"Mubarak dejó el poder. Así lo anunció Soleiman, el vicepresidente, el día 11 de febrero de 2011. Cede el poder al ejército, que, a priori, parece que aboga por una transición moderada hacia un sistema democrático, como dictan los cánones, aunque todo esto está por ver. Pero hasta este día, han ocurrido muchas cosas. El pulso entre el Gobierno y la población ha sido constante y cargado de tensión a lo largo de 18 jornadas. Sin descanso.

Los días previos a la llamada del 25 de enero, mucha gente estaba dispuesta a apoyar la causa. En Facebook aparecíamos algo más de un millón de personas apuntadas al evento. Pero no llegaron a tantos en El Cairo ni por asomo (es lo que tiene Facebook). Aún así, asistieron los suficientes como para darse ánimos y continuar; es decir, para sentirse respaldados y confiados. Y esto se notó el viernes 28 de enero, cuando la Policía se enfrentó a la población para evitar una concentración pacífica y la población continuó con determinación. El Ejército empleó (que yo viera) gas lacrimógeno, pelotas de goma, chorros de agua y disparos de perdigones.

En mi episodio particular, recuerdo estar en el puente del 6 de octubre, en la primera bajada hacia la trasera del museo egipcio cuando vimos en el puente de Qasr al-Nil cómo la Policía iba retrocediendo ante el avance de la población. Al igual que a aquéllos, nos bombardearon con gas lacrimógeno y tuvimos que salir de allí. Nos dirigimos hacia ese otro puente. En el camino vimos heridos por impacto de perdigones, con heridas por todo el cuerpo, gente tumbada en el suelo, desmayada o sanguinolenta. Continuamos un poco más hasta el puente y vimos que estaban rezando. Sólo se oía el rezo, nada más. Hasta que terminaron y tuvimos que huir ante la carga policial.

Esa noche, Mubarak salió por televisión con un discurso afirmándose salvador de la clase baja. Me fui a dormir a los cinco minutos.

La perseverancia y la llegada del ejército a última hora de la noche del viernes 28 (con la consecuente retirada de la policía) hicieron que el ambiente de batalla desapareciera y la gente pudo acceder a la plaza. Se les pidió que disolvieran el asentamiento en repetidas ocasiones, pero ha sido el mejor ejemplo de desobediencia civil en pos de una mejora social general. Estaba justificado.

Ya por entonces había comenzado el toque de queda diario, poco respetado en general, cuyo número de horas oscilaba de un día para otro entre las 10 y las 14 horas diarias.

Con esto empezó el aprovisionamiento de cada uno. En los supermercados de las zonas donde vivo y trabajo se podía encontrar casi de todo. Faltaban huevos, pan, azúcar, harina. Pero no nos enfrentamos a ningún tipo de carestía ni revueltas (al menos en esas zonas). Tengo entendido que las verduras y otros alimentos sí faltaron en zonas más marginales (Shubra) y el precio general de los productos de la calle empezaron a subir mucho (algunos, más del doble).

Los días sin móvil ni Internet nos trasladaron a 1995. El tiempo era escaso: la mañana y media tarde. Después de esto, a casa. Pasé entonces mucho tiempo en casa de Yasmín, viendo la televisión para informarnos.

El pulso al poder seguía y, a los pocos días, los partidarios del régimen se echaron a la calle a pelear por aquello en lo que creían. Se comentaba que muchos eran los mismos policías vestidos de paisano. Sea como fuere, fueron dos días donde los egipcios se enfrentaban entre ellos y la inseguridad y tensión se notaban en las calles. Los rumores sobre tragedias nos envenenaban continuamente. Nos recomendaban no salir de casa.

Ante la falta de policía, por las noches, se formaban patrullas ciudadanas que controlaban los cruces y cortaban calles. Todo para la seguridad del barrio. Se oían disparos, a veces. Fueron un par de noches intranquilas. La mayoría de los extranjeros se habían marchado o estaban a punto de hacerlo.

Con la llegada de los teléfonos e Internet (bastante después), parecía que la situación se encaminaba hacia la normalidad, pero el espíritu en la plaza Tahrir se mantenía. El Gobierno pretendía hacer como que no había pasado nada. Durante las mañanas había poca gente, pero después del rezo de mediodía, se empezaban a congregar más y más hasta la madrugada. Los controles de acceso a la plaza los realizaba el ejército en colaboración con los ciudadanos. Pedían la identificación y nos sometían a varios cacheos.

A partir del domingo 6 de febrero, la actividad volvió un poco a la normalidad. En el trabajo, no había trabajo. Algunas tiendas locales abrían. Los bancos y las casas de cambio, cerrados, incluso cuando días más tarde volvió la policía para ejercer labores de control del tráfico y de seguridad en edificios institucionales y embajadas.

Y la gente seguía en la plaza Tahrir (de la Liberación), dispuesta a todo por aquello que quiere. Ya teníamos tanques en las calles, helicópteros, cazas sobrevolando la ciudad, barricadas, vehículos incendiados, patrullas ciudadanas, Internet. Con el paso de los días se notaba en el ánimo: tedio, cansancio, pérdida de la noción del tiempo.

Las acciones ciudadanas empezaron a deslocalizarse: acudieron al parlamento, a la televisión. No ocurrió nada grave, hasta el jueves pasado, cuando el Presidente dictó un discurso que enfureció a la población y los militares comenzaron a blindar el palacio presidencial temiendo un asalto ciudadano (y encontrarse ante un difícil dilema: apoyar al pueblo o defender al Rais).

Y, un día después, el 11 de febrero, después de casi 30 años, Mubarak se marchó.

El sábado amaneció un día eufórico en el que la gente sonreía (aún hoy) por la calle, con un espíritu nuevo, de haber conseguido algo que les pertenece. Aún hay actividad en la plaza Tahrir: grupos que no quieren marcharse, otros que desconfían, otros que protestan por su situación... Pero las cosas vuelven hacia una nueva normalidad.

¿Y ahora qué? Nadie sabe nada con certeza. Es cierto que la población desconfía de lo que pueda hacer el Ejército, pero es demasiado temprano como para contar con alternativas fiables con las que la gente pueda identificarse. Creer en los nuevos grupos de oposición. Ahora hay que esperar. El país tiene que asentarse. De momento, hoy se limpia la ciudad y se recuerda a los fallecidos."

martes, 8 de febrero de 2011

El mundo es un lugar seguro, guiño, guiño


Hola:
voy a copiar a continuación un artículo de Reverte (admirado a veces, odiado otras) que he recordado al leer la historieta de los estudiantes de medicina maños en El Cairo en plena revuelta y alzamiento popular contra su gobierno (por si fuera poco, en un país árabe, con lo que eso significa -imaginad-)

"Hace treinta y dos años desaparecí en la frontera entre Sudán y Etiopía. En realidad fueron mi redactor jefe, Paco Cercadillo, y mis compañeros del diario Pueblo los que me dieron como tal; pues yo sabía perfectamente dónde estaba: con la guerrilla eritrea. Alguien contó que había habido un combate sangriento en Tessenei y que me habían picado el billete. Así que encargaron a Vicente Talón, entonces corresponsal en El Cairo, que fuese a buscar mi fiambre y a escribir la necrológica. No hizo falta, porque aparecí en Jartum, hecho cisco pero con seis rollos fotográficos en la mochila; y el redactor jefe, tras darme la bronca, publicó una de esas fotos en primera: dos guerrilleros posando como cazadores, un pie sobre la cabeza del etíope al que acababan de cargarse.

Lo interesante de aquello no es el episodio, sino cómo transcurrió mi búsqueda. La naturalidad profesional con que mis compañeros encararon el asunto. Conservo los télex cruzados entre Madrid y El Cairo, y en todos se asume mi desaparición como algo normal: un percance propio del oficio de reportero y del lugar peligroso donde me tocaba currar. En las tres semanas que fui presunto cadáver, nadie se echó las manos a la cabeza, ni fue a dar la brasa al ministerio de Asuntos Exteriores, ni salió en la tele reclamando la intervención del Gobierno, ni pidió que fuera la Legión a rescatar mis cachos. Ni compañeros, ni parientes. Ni siquiera se publicó la noticia. Mi situación, la que fuese, era propia del oficio y de la vida. Asunto de mi periódico y mío. Nadie me había obligado a ir allí.

Mucho ha cambiado el paisaje. Ahora, cuando a un reportero, turista o voluntario de algo se le hunde la canoa, lo secuestran, le arreglan los papeles o se lo zampan los cocodrilos, enseguida salen la familia, los amigos y los colegas en el telediario, asegurando que Fulano o Mengana no iban a eso y pidiendo que intervengan las autoridades de aquí y de allá –de sirios y troyanos, oí decir el otro día–. Eso tiene su puntito, la verdad. Nadie viaja a sitios raros para que lo hagan filetes o lo pongan cara a la Meca, pero allí es más fácil que salga tu número. Ahora y siempre. Si vas, sabes a dónde vas. Salvo que seas idiota. Pero en los últimos tiempos se olvida esa regla básica. Hemos adquirido un hábito peligroso: creer que el mundo es lo que dicen los folletos de viajes; que uno puede moverse seguro por él, que tiene derecho a ello, y que Gobiernos e instituciones deben garantizárselo, o resolver la peripecia cuando el coronel Tapioca se rompe los cuernos. Que suele ocurrir.

Esa irreal percepción del viaje, las emociones y la aventura, alcanza extremos ridículos. Si un turista se ahoga en el golfo de Tonkín porque el junco que alquiló por cinco dólares tenía carcoma, a la familia le falta tiempo para pedir responsabilidades a las autoridades de allí –imagínense cómo se agobian éstas– y exigir, de paso, que el Gobierno español mande una fragata de la Armada a rescatar el cadáver. Todo eso, claro, mientras en el mismo sitio se hunde, cada quince días, un ferry con mil quinientos chinos a bordo. Que busquen a mi Paco en la Amazonia, dicen los deudos. O que nos indemnicen los watusi. Lo mismo pasa con voluntarios, cooperantes y turistas solidarios o sin solidarizar, que a menudo circulan alegremente, pisando todos los charcos, por lugares donde la gente se frota los derechos humanos en la punta del cimbel y una vida vale menos que un paquete de Marlboro. Donde llamas presunto asesino a alguien y tapas la cara de un menor en una foto, y la gente que mata adúlteras a pedradas o frecuenta a prostitutas de doce años se rula de risa. Donde quien maneja el machete no es el indígena simpático que sale en el National Geographic, ni el pobrecillo de la patera, ni te reciben con bonitas danzas tribales. Donde lo que hay es hambre, fusiles AK-47 oxidados pero que disparan, y televisión por satélite que cría una enorme mala leche al mostrar el escaparate inalcanzable del estúpido Occidente. Atizando el rencor, justificadísimo, de quienes antes eran más ingenuos y ahora tienen la certeza desesperada de saberse lejos de todo esto.

Y claro. Cuando el pavo de la cámara de vídeo y la sonrisa bobalicona se deja caer por allí, a veces lo destripan, lo secuestran o le rompen el ojete. Lo normal de toda la vida, pero ahora con teléfono móvil e Internet. Y aquí la gente, indignada, dice qué falta de consideración y qué salvajes. Encima que mi Vanessa iba a ayudar, a conocer su cultura y a dejar divisas. Y sin comprender nada, invocando allí nuestro código occidental de absurdos derechos a la propiedad privada, la libertad y la vida, exigimos responsabilidades a Bin Laden y gestiones diplomáticas a Moratinos. Olvidando que el mundo es un lugar peligroso, lleno de hijos de puta casuales o deliberados. Donde, además, las guerras matan, los aviones se caen, los barcos se hunden, los volcanes revientan, los leones comen carne, y cada Titanic, por barato e insumergible que lo venda la agencia de viajes, tiene su iceberg particular esperando en la proa"


Que cada uno saque sus conclusiones. Yo pienso que dice varias verdades como puños.
Un poco de sentido común y de paciencia, por favor.

domingo, 6 de febrero de 2011

La prensa occidental

Hola.
Seré breve.

Sobre el trabajo de los medios occidentales acerca de los hechos ocurridos en El Cairo desde el 25 de Enero de 2011 hasta hoy (de momento), sólo quiero decir un par de cosas.

Mal.
Muy mal.
Se han pasado de largo. Han exagerado, tremendizado, han exacerbado de forma innecesaria.
NO HAN SIDO FIELES A LO QUE REALMENTE PASABA.

Cuando he tenido acceso a internet y he leído lo que ocurría -según la prensa- me daba la sensación de que aquí había algo parecido a una guerra civil (y yo sin enterarme, fíjate).

El mejor ejemplo fue cuando recibí una llamada de mi madre mientras yo estaba en la Plaza de la Liberación. Se puso a llorar por las imágenes y no entendía por qué seguía en un país donde no existía seguridad.

Lo mejor, Al Jazeera (Qataríes). Sin duda. 10/10. Informar de forma objetiva relatando los hechos y sin sacar conclusiones. Todo apoyado con entrevistas a personas clave y revisiones históricas.

Prensa europea. No merecéis ese nombre. Sois como The Sun inglés. Sensacionalismo puro que busca el morbo en todo lo que os interesa para vender, vender, vender.
Cuando deberíais informar, informar, informar.

Resumen de la jugada

Hola.

Después de casi dos semanas de concentraciones, batallas, carreras, sentadas, manifestaciones, enfrentamientos y demás que ya sabéis, parece que hoy ha vuelto todo a la calma.
Con "la calma" me refiero a que ha vuelto todo a un día cualquiera como pudo ser el 14 de Diciembre de 2010. Al menos fuera del centro, fuera de la famosa plaza.
Ha sido una olla a presión máxima a la que han dado una válvula de escape para que no explote en el último momento. La presión sigue, pero parece que va a menos.

Los discursos del "presi" han hecho su trabajo: divide y vencerás.

El cansancio parece que ha superado a la determinación en muchos aspectos.

Me da la sensación de que la gente queda a la expectativa de ver qué pasa con todas esas medidas, leyes, reformas y promesas del "presi". Pero siguen concentrándose en la plaza.

Personalmente, espero que sigan hasta un final donde Mubarak se retira, se forma un gobierno de transición supervisado por el aparato militar, de forma legítima, y al cabo de meses (no pocos, pero no demasiados) se convocan elecciones con los partidos que previamente se establezcan. Pero tiene que dar tiempo a que la gente se identifique con ellos para que las votaciones sean válidas (por esto no entiendo a Banki-Moon, secretario general de la ONU, que ayer pidió elecciones inmediatas... pero,¿para qué? Está visto que ya cualquier puede hacer de todo)

Por otro lado tenemos a los USA, o mejor dicho,la política exterior yankee, que, como de costumbre, apabulla tanto como apesta. Ahora nos quieren convencer a nosotros, occidentales de a pie, de que hay que tener cuidado con los islamistas: "tened cuidado, quieren matarnos a todos. Son peligrosos. Epoca de terror"
Qué equivocados están. Los cristianos coptos celebran hoy una misa en la plaza en favor del levantamiento popular para demostrar que no es algo exclusivo ni de musulmanes ni organizado por los Hermanos Musulmanes (que, por cierto, llevan una semana reiterando que no se presentan a las elecciones de Setiembre).

Todas las religiones tienen épocas oscuras, no voy a poner ejemplos.
Pero, con un poco de educación, ninguna religión debería ser un problema de tolerancia (uno de los siete profetas del Corán es Jesús de Nazareth).

¿Y ahora qué?
Ahora deberían seguir. Aunque no parece que lo vayan a hacer.
Las tiendas abren, los bancos estána punto, la bolsa lo hará mañana, el tráfico vuelve a ser el clásico caos rutinario.


Os dejo una revisión de la presidencia de Mubarak (todavía en su primer mandato) en imágenes.


Con Obama.



Con Bush.



Con Clinton.



Con Bush (padre).



Con Reagan.


Y no pudo hacérsela con Carter por tan sólo 8 meses!
Qué pena.

viernes, 4 de febrero de 2011

Algunas fotos del meollo

Hola.
Podéis ver algunas fotos que hice en la plaza y alrededores en este LINK.

Iré actualizando durante los próximos días.

Sólo era eso.

Egipto estos días

Hola.
Lo reitero. Sigo sin ser un experto en el tema.

La vida durante estos días.

La vida sigue. Hasta el fin de semana pasado, la actividad era, digamos, normal. Todos íbamos al trabajo por la mañana. Por la tarde, la compra, quedar con gente, cenar con amigos. Lo que cada uno llame "normal".
El fin de semana fue clave según el orden de los acontecimientos.
El Viernes, desde Zamalek, pudimos acercarnos hasta el puente 6 de Octubre y presenciar los enfrentamientos (incluso probar el gas lacrimógeno, puaj) Siempre dentro de lo seguro... hasta que tuvimos que correr. Nos desplazamos hasta el puente Qasr el Ainy, cerca de la Ópera. Allí vi a los primeros heridos (de cartuchos de escopeta). Allí vimos como el tiempo se congelaba para que la gente rezara en mitad del puente. Calma absoluta con algunos gritos de apremio para mover a los heridos.
Cuando terminó el rezo, la policía empezó a "disparar" con el cañón de agua y a disparar cartuchos y gas lacrimógeno.
Volvimos a correr. Hacia casa.
Hasta ese día, la sensación general es que todo era muy disperso.
Se oían rumores de toque de queda a partir de las 6pm (GMT +2). Lo cumplimos, como siempre.

El Sábado pudimos acceder a la plaza. Había mucha gente y muchos militares (que empezaron a llegar paulatinamente la noche anterior) que no hacían nada. Estaban aparcados. Así. Sin más.
Esto hizo que la policía desapareciera. Nadia sabía dónde estaba. Esto, como se puede imaginar, hizo que disminuyera la seguridad ciudadana en el resto de la ciudad. Como respuesta, por las noches se organizaban patrullas ciudadanas armadas que controlaban los cruces de los barrios. Zamalek estaba controlado por los accesos de los puentes (es una isla). Se oían disparos todas las noches. Se siguen oyendo algunos, muy esporádicos.
Con una hora o dos en el trabajo, el resto de la mañana lo dedicaba a comprar y a fumar alguna shisha en un café. En los supermercados hay de todo. A lo mejor no encuentras pan, leche o huevos, si llegas tarde, pero había abastecimiento de casi todo lo demás. En ningún momento me ha dado sensación de alarma.

No voy a contar lo que ya dicen los medios, aunque sólo diré que han tendido a exagerar todos los hechos como tónica general y, en particular, los grandes. Sólo puedo hablar por los alemanes, los franceses, italianos y españoles.
La mejor cobertura: Aljazeera en inglés. Otro bueno, aunque lento: Al Masry Alyoum (Egipto hoy)

A partir de ese Sábado, la situación se volvió extraña.
Había un toque de queda que vacilaba entre las 3pm y las 5pm. Eso limitaba mucho si se compaginaba con el trabajo, así que la actividad en el despacho ha sido reducida. Casi no había gente. El Martes estuve solo (sin tilde).

Es curioso cómo se pierde un poco la noción del tiempo. Hay que hacer un pequeño esfuerzo para recordar el día.
La policía volvió para controlar el tráfico y las embajadas.

La cosa se empezó a complicar el Miércoles, 2 por la noche. Fue cuando salieron los partidarios del presidente. Se enfrentaron durante la noche del Miércoles y todo el día de ayer sin asistencia de la policía o el ejército. Soliman, el recién nombrado Vicepresidente, anterior y odiado Director de los Servicios Secretos, pidió a la gente que se fueran a casa, pero que no les iban a obligar.

A partir de entonces, los helicópteros sobrevuelan toda la noche. Hemos oído y visto cazas de la Fuerza Aérea.
La gente está muy tensa por la calle, y se nota. Es un ambiente festivo con un fondo de preocupación. Todos están cansados y desean el cambio. No quieren pensar que este sacrificio no ha valido para nada.

El gobierno ha realizado desde el principio un par de cambios de gobierno, nombrado Primer Ministro y Vicepresidente, pero la gente no quiere ya nada de eso. No quieren política barata. Quieren cambios de verdad.
Mubarak dio un par de discursos que, en opinión de un servidor, tienen que ser de broma. Y son muy efectivos (en serio) a la hora de dividir opiniones. Están bien escritos.
El resumen de ambos viene a ser que ahora resulta que este señor lleva 30 años en el poder pero no porque quiera (que querer, no quiere), sino porque no hay oposición y al gente le quiere. Que se identifica con los pobres y han sido siempre su principal preocupación y objeto de sus políticas sociales. Que entiende al pueblo y que por eso está haciendo ahora los cambios que hace, para conseguir mayores logros en los próximos 6 meses.
Tócate los c%$·&"$, Mariloli. ¡Digo yo que no será por la falta de tiempo que ha tenido para hacerlo!

Las embajadas han facilitado la salida de los nacionales que lo desearan. De momento, pocas embajadas han hecho una evacuación firme.

Hoy he salido a comprar. Había poca gente en la calle. Están todos expectantes.
Hoy, el pueblo pide que se marche Mubarak. Estamos esperando.

A mí me parece sencillo. Si realmente te consideras legitimado, Mubarak, vete. Te lo pide tu pueblo. Si de verdad tu ficticio poder deriva de la voluntad popular, no debería quedarte ninguna duda.

Pero hay más cosas, chicos, hay mucha gente con intereses en esto. Julian Assange y yo lo sabemos bien ;)