lunes, 28 de junio de 2010

Día 7. Nuestros muchachos

Día 7. Martes.

España tiene la base de la operación Atalanta, para la lucha contra la piratería, en Yibuti. Exactamente dentro del cuartel de las fuerzas francesas, al lado del aeropuerto.
Los chicos están bien. Por lo visto, mejor que en Afganistán.
Tienen un avión y pocas armas. No las usan... y mejor así.
Me tratan genial. Paso toda la mañana con ellos.

Llego un poco tarde a la base porque el del hotel me retuvo en contra de mi voluntad. Esto es lo que pasa cuando el cliente paga el precio acordado y el dueño decide que es un poco más y... el cliente dice que no paga y que se va al aeropuerto.
Cerrojo a la puerta.
Mi reacción, sabiendo que España no tiene embajada allí y que la cónsul honoraria está dos meses fuera del país, es llamar a los militares. Se lo comento al tipo y se pone nervioso. Empieza a empujarme pidiendo su dinero. Gracias a Dios, no pierdo la calma (mis amigos saben que el que la pierda es algo complicado). Ahora que lo pienso la situación no fue nada divertida.
Entonces llega una señora somalí y con toda educación y en un francés perfecto conversa conmigo y llegamos a una solución salomónica.
El tipo no queda convencido pero me deja salir.
Y me piro a la base.

Me acercan al aeropuerto y vuelve a ocurrir ese tipo de cosas que pasa donde menos te lo esperas en este mundo, enano, minúsculo.
Oigo italiano.
Me giro y saludo con una sonrisa y un "buongiorno" que ni Dante.
El hombre y su pequeña hija me saludan y empezamos a charlar.
Resulta que este señor vivía en Eritrea donde tiene una heladería italiana artesanal. La situación se complicó y ahora tiene otra en Yibuti. Está casado con una eritrea y, se van turnando de país. Tenía parada en Yemen.
Allí nos recoge su amigo y nos lleva a comer al restaurante de la mujer de este. Todo buenísimo. El trato, como en casa... a miles de kilómetros. Un par de horas en familia.
Cuando me despido, aprovecho mi tarde de tránsito en Sana'a para contactar con mis colegas. Les veo una vez más. Una última despedida y promesas de volver a este maravilloso país que recomiendo a todos.
Compro lo que me falta: dos faldas yemeníes y café.

El dolor de barriga se agudiza y tengo que ir al baño. Tengo fiebre. Tengo que aguantar unas horas y llego a mi casa.

Aeropuerto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario