domingo, 27 de junio de 2010

Día 2. Amanezco en la tierra del café Mocca, Yemen


Día 2, Jueves.

Llego tarde, muy tarde. Del aeropuerto por 10USD al albergue "Dar el-Dahab -Golden Dar-". Soy el único huésped, aunque no lo descubriré hasta poco antes de marcharme.
Duermo regular.
A las pocas horas me despierto, descubro que el ambiente es fresco pero se nota que se acerca el verano.
Se oyen cantos de llamada al rezo, se oyen perros ladrando, voces gritando.
Duermo a trozos.

El centro de Sana'a, capital de Yemen, está declarado Patrimonio de la Humanidad por la ONU (que para algunas cosas sí que sirve). No sé muy bien por qué esto hasta que me doy una vuelta por las calles.
Es indescriptible.
Y lo más increíble es que se conserva más o menos igual desde el medievo.
Aún me quedan muchos países de Oriente Medio por conocer, pero me da que por algo llaman a Yemen la "joya de arabia".

Las mujeres van cubiertas según su tradición. Los hombres, con la "yimbia" en el cinturón de la "galabeya" o de la falda ("manouze").
No se pueden creer que no sea árabe o musulmán o las dos cosas. Reconocen mi acento egipcio y quizá algo más también. Sueno "raro", pero divertido. Sonríen cuando les hablo.
Caigo bien. Me tienen como a "uno más".
Y esto lo aprovecho para irme al zoco con ellos, de compras con ellos y recorrer todo el centro.
Comento mi interés por ir a visitar las montañas Haraz. Me dicen que es posible, pero que necesito un permiso de viaje que da la policía.
Me lo dieron.
Como "selta": carne a modo de cocido, muy caliente, muy muy caliente.
Me harto de "hobs" (pan) que es delicioso. Pruebo su té y pateo las calles.

Al acabar el día, partido del mundial. Cierro mi transporte a las montañas para el día siguiente.
Abdu me dice que él no puede venir conmigo, que se tiene que hacer cargo del albergue. No pasa nada, Mohammed vendrá conmigo.
Voy a dormir temprano que tengo que madrugar.

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