viernes, 6 de noviembre de 2009

El tiempo aquí, el tiempo allí


¿Cuándo es fin de semana?
Aquí el tiempo es diferente. Las horas, el Sol, los horarios... hasta el año.
Estamos en 1430. Sí, sí. En pleno medievo. Colón estaba a punto de nacer en Bilbao (porque Colón era vasco, pero vasco de Bilbao), Juana de Arco es capturada, Salónica en Macedonia (hoy Grecia) es conquistada por los Otomanos. Esto sirve como ejemplo. Pues todo eso, ¡pero con satélite! Y no, aquí no hay año de la rata ni tonterías de esas. Es un calendario como el Gregoriano (el de toda la vida) pero cuenta con algunos días menos y se comienza a contar desde la Hégira (exilio) de Mahoma, en el annus Domini 623. Ecco la explicación de tutto.
La semana laboral empieza en Domingo (ya expliqué que Allah se cansó antes y descansó en Sábado :P) y termina en Jueves. Como es un ejercicio mental lo de acostumbrarse a cambiar el rollo después de veintitantos años acostumbrado a algo, mi querido Llopis y yo hemos decidido rebautizar los días de la semana, que quedan así:
Domingo: no lo mencionamos.
Lunes pasa a ser Lurtes.
Martes, Márcoles.
Miércoles, Miércoves.
Jueves, Juernes (jugamos con la raíz de juerga, por aquello de que empieza el fin de semana -así somos de intelectuales-)
Los Viernes no se nombran. De hecho, creo que perdemos la facultad de hablar gran parte del día ;)
Sábados son Sabingos.
Y volvemos al Domingo. Es trágico y ralla una barbaridad. Lo peor es ver como sufre Llopis cuando, a media tarde, me mira, y con las manos en la cabeza suelta: "pero que estamos volviendo del curro y HOY HAY LIGA". Pobre.
¿Se me estará volviendo bipolar?

Por lo demás, en cuestión de horarios, la ciudad es 24 horas. No tiene nada que envidiar a Nueva York o a cualquier otra ciudad de esas. Pasamos por el restaurante de debajo de casa a las 3am, abierto. Vamos al curro a las 7:45am, abierto. La tienda de al lado, con media tienda en la calle, nunca la mete dentro... porque está siempre abierta. Peluquerías, tiendas, cafés, de todo.

El valor del tiempo, para un egipcio, es muy distinto al que tenemos en casi cualquier país de occidente. Aquí va todo como más lento. Las cosas van saliendo poco a poco (ver "La historia de la lavadora")y es normal. La mayoría te ven como a una cartera con patas, pero no todos.
Impera una sensación de decadencia renqueante que no termina de cuajar. Es ese segundo mundo, mezclado, donde se encuentra de todo, con ganas de alcanzar lo que ofrece occidente pero la pasividad que otorga otro ritmo de vida, opuesto, milenario, distinto, igual de bueno o de malo. Ni blanco ni negro, lo de aquí es perderse en los grises. Y es de lo único donde hay mucha variedad. Es difícil de entender, hay que abstraerse mucho de lo que tenemos metido en la cabeza a base de tiempo.
Será difícil, pero no imposible. Y estoy seguro de que dentro de un año tendré que modificar esta entrada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario