jueves, 15 de octubre de 2009
Vicentes, el piso y demás
¡Por fin tenemos casa! Se ha hecho de rogar, pero lo, al final, tras partidos de mundial, recepciones en embajadas, cumbres energéticas, reuniones empresariales, comidas en hoteles, visitas a pirámides y toda una vida de estrés y sufrimiento... lo hemos conseguido. Después de marearnos con argelinos, egipcios, taxistas (raza aparte), inglés, árabe (poco), francés, shawarmas, kosharys y demás, hemos encontrado un lugar que pasa a ser territorio español (aunque falta la bandera). Un décimo con vistas al Nilo y a la Torre del Cairo (que viene a ser algo así como una torre con un restaurante en lo alto con buenas vistas). No está nada mal. Tres habitaciones y media, dos baños y medio, una jaula de loro vacía, una población de hormigas que decrece bajo la justicia del dios Cucal, un Llopis y un Guillermo. Luminoso y con zona chill-out. Prometo fotos.
Los "Vicentes" (así es como Llopis ha instituido el apelativo a los autóctonos) están por todas partes y nos miran, divertidos, e intentan comunicarse en "ese" inglés mezclado con su idioma natal (el egipcio, que no es exactamente árabe -ya explicaré sobre esto-). Y tantos son que están por todas partes y de todos los colores, formas y diseños... hasta en la tele (en casa se pilla Telecorán -TV Coran- con un Vicente que se parece al Mayor Oreja)
La ciudad va a otro paso. Se rigen por el Sol. Los días son eternos y las noches también. La ciudad no descansa. Encuentras lo que sea las 24 horas, hasta atascos como el del primer día a las 2 de la noche. Las llamadas al rezo, desde los altavoces de los minaretes, resuenan en la ciudad, como un eco, 5 veces al día. Para evitar que os pongais a contar con los dedos, os las cuento:
1.amanecer;
2.el punto más alto del sol;
3.a medio camino entre el punto más alto y el ocaso;
4.ocaso (aún con claridad),
y 5.una hora después del ocaso (cuando ya está oscuro).
Mucha gente reza, sea en las mezquitas, sea en su casa, en la calle (sí, sí)... ponen su alfombra y listo! No es extraño si en una zona comercial se oye el rezo (no me refiero a la llamada al rezo, sino al rezo en sí) por la megafonía y esto se aplica a la tele, a algunas calles, tiendas, coches, y ascensores (y no estoy de broma).
Si nos metemos en el tema del uso horario, da la historia para mucho. Aquí no existe el cambio de horario, es GMT+2 todo el año. Ahora coincidimos en hora con España. Pero aquí el Sol sale antes, sobre las 6 a.m. (e irá a más tempranero). Por eso el personal se levanta a esa hora, a la hora que diga Ra... y es ahí donde empieza el día.
Poco a poco iré desmitificando algunas creencias y corrigiendo otras, porque, eso sí: creo que tenemos una idea pero que muy equivocada de toda esta cultura.
Hay mil cosas de las que podría seguir hablando, pero esto se va de largo y tampoco es plan.
Lo mejor, que cada día es diferente al anterior (sin excepción) y ocurren cosas continuamente. Es como ir a otro planeta, a otro país... pero de verdad, no a más de lo mismo.
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Que envidia me das Guiye! Aquí en contraste, la vida es rutina, la UPO como habitat, el Salvador con variaciones trianeras y alamedescas es el ocio y esta, mi habitación, el sitio en que leer aventuras del "resto del mundo".
ResponderEliminarUn abrazo y sigue contandonos, sacandonos de la gris europa!! :-)