miércoles, 4 de enero de 2012

Sin más

Es extraordinario cómo un día cojonudo se puede ir al garete por un significativo (y revelador) comentario.

En este instante me siento mísero y perdido.

Tengo mucho sobre lo que pensar, pero acabo de confirmar el por qué de mi carácter reservado (y parece ser que es la mejor opción, después de todo).







Por cierto, feliz año.

Y ya que estamos, el 2012 se plantea lleno de cambios. De momento, dejo el trabajo. No es ninguna sorpresa para los que me veían echar fuego por la boca al llegar a casa después del despacho.

Mis planes son varios y variados, pero ya que estamos en nuevo año con propósitos nuevos y esas cosas, voy a ser consecuente y fiel al paréntesis de mi tercer párrafo y, en lugar de adelantar nada, iré contando a medida que sucedan.

2012

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