Queridos pintores, laboristas, argumentistas, disparadores y amantes de Titanlux,
los planes de la jornada de ayer se resumían entre dar una paliza jugar al deporte universal, el Mus, con Jon y Guillermo. Poco máis. Cenar tranquilo en casa, tal vez.
El destino caprichoso hizo que tuviéramos que posponer el enfrentamiento. La llamada de Fredrik a Juan introdujo una partida de Paintball en nuestras vidas y claro, como estas cosas no pasan todos los días, tuvimos que aceptar.
Nuestros contrincantes museros lo consideraron (y consideran) como una retirada, pero no saben lo que se les avecina.
Los participantes éramos: 2 españoles, 1 holandesa, 3 suecos y 4 egipcios.
Los equipos:
Equipo ALFA: 2 españoles, holandesa y 2 egipcios.
Equipo Perdedor: 3 suecos y 2 egipcios.
Lo genial vino por parte de los suecos, que pillaron un taxi para ir hasta el sitio y, como hasta ese momento éramos nueve, ¡¡invitaron al taxista!! Creo que el buen hombre nunca se hubiera imaginado nada del género en toda su vida.
No esperaba recordar tiempos de gloria, cuando junto a mis queridos "mandriles" cabalgábamos al alba hacia la base americana de Morón de la Frontera para enzarzarnos en bolazos de pintura. Buenos recuerdos.
El caso es que el resultado final nos fue favorable. Esto de acostumbrarse a la victoria puede llegar a ser un problema. Los colegas suecos se amparaban en que Suecia no tiene ejército (que no instrucción militar) y que la instrucción militar de Egipto se resume a enseñar a leer, escribir y a vivir con poco dinero. Pero yo no hice instrucción alguna (aunque vi muchas) y Juan y Wieke menos -digo yo.
Por la noche, la despedida de Shadi. De vuelta a la República Checa. ¡Oh!
Fue un buen día, algo diferente. Aún más diferente. Un poco de buenos recuerdos, nuevas experiencias con gente buena y una despedida con sabor a pasta con pancetta.
Europa, Europa, mi querida Europa con sabor egipcio. Agitado, no batido.