viernes, 26 de febrero de 2010

En un desierto... de rayos

Queridos licántropos y anémonos,
anoche cayó una tormenta inesperada que limpió toda la ciudad.
Amaneció nublado y lluvioso. La tarde fue soleada. De este Sol rico después de la lluvia donde sopla un poco de viento, la temperatura es fresca pero se está bien en camiseta, oliendo a humedad por todas partes. Se fue nublando hasta que, con la noche, llegó la tormenta: de truenos y rayos acompañada por agua. Mucha agua. De vez en vez, no toda de golpe. Duró unas horas, pero dio tregua a partir de las 23 horas. Murió.
Hoy está todo mojado, de resaca de ayer. El cielo sigue nublado pero no parece que vaya a llover.
El Cairo, a las orillas del Nilo, en el desierto Sáhara, donde muchos creen que nunca caen gotas del cielo.
Ahí van unas fotos, desde mi casa, de la noche de ayer.

Besos y abrazos.




domingo, 21 de febrero de 2010

Los sabios locales

Queridos ensayistas y puericultores,
si hay algo que caracteriza a los autóctonos por encima de aquellos de otros países por los que pasé se trata, sin duda, de el enciclopédico conocimiento de su entorno, de lo que sucede a su alrededor y de la vida en general.
Es decir: lo saben todo. Son como los wikihombres o algo así.

La palabra 'NO' casi no existe en su vocabulario.

Mi amiga Yasmin (Jazz) hizo un experimento: preguntar, durante un paseo, por la calle "Pato Donald" (shari3 Batu Dunald). 9 de cada 10 sabían donde estaba e incluso dieron indicaciones para llegar.
Me lo creo.
A mí me pasó lo propio en las pirámides, con el guía, cuando me preguntó procedencia y respondí "Patrichistán". El tipo me miró, me sonrió y me dijo "Patrichistán es un país bonito, maravilloso". Por supuesto que sí, Mohamed, por supuesto que sí...

Te montas en el taxi, le dices el barrio...
-¿Zamalek?
- Oh (por aquí afirman con un "Oh")
- ¿Shari3 (calle) Mansour Mohamed?
- Inshallah (Si eso...)
A partir de aquí el tipo se despista. Pilla por donde no es. Intenta girar por el puente equivocado. Tengo que decirle que no, que por aquí no, que mejor por allí.

- Hadretak, ¿inta aryf? (señor, ¿Vd. conoce el sitio?)
- Aywa. Mish Mushkela. Ana aryf. (Sí, no pasa nada. Yo sé donde es)
- Aaah. Meshy (vale). Al-hamdulillah (gracias a Dios)

Y digo yo. ¿Para qué rayos me dice entonces que sabe dónde está?
Pues esto funciona con todo.

Si voy a una tienda y le digo:
-Law samaht. Mumkin atruyhbajedya? (cosa que me acabo de inventar).
El tío se pira y me vuelve con cualquier cosa que ha pillado en cualquier estantería y que intuye que se trata de lo que necesito.
A veces es leche (laban), azúcar (suker), un poco de té (shey), pero nunca pregunta y JAMÁS me dirá que no tiene.

A veces es divertido. Otra veces, desesperante.
Son así y hay que quererlos como son.

Me imagino que, desde su prisma, también nosotros tendremos nuestras cosas (espero).

...pero es que lo saben todo todo, leñe!

sábado, 20 de febrero de 2010

Las tres preguntas

Queridos lectores,
Entre otras muchas cosas, los egipcios, tienen una costumbre: la humanidad en el trato. Esto no es otra cosa que mostrar interés por lo que no conocen y, sobre todo, por lo que viene de fuera. ¿Cómo? Preguntando.
Muestran su amplia sonrisa (sobre todo los niños, encubiertos por un halo de inocente vergüenza). Preguntan, les gusta que les preguntes, son felices, pasan el tiempo, es divertido, interesante… en muchos casos (o zonas) creo que es comparable a si yo conociera a un extraterrestre.
Dentro de todo lo que preguntan, hay tres cosas que nunca, NUNCA, de niños a mayores, de hombres a mujeres, nunca van a faltar:
- Nombre,
- país
- y estado civil (más concretamente si estás o no casado).
Es curioso como, por la forma de vestir y respondiendo a estas tres preguntas, te encasillan en una u otra “categoría” social. Les sirve de referencia. Sin más.

"Conversaciones" de este tipo he tenido a patadas y de todos los tipos. He tenido cien nombres, docenas de trabajos y he sido iraní, ruso, francés, alemán, italiano, español, patrichistaní (“un país maravilloso, Patrichistán” decía un guía de las pirámides), brasileño, mejicano y otros tantos que ni recuerdo.
Les da igual. Lo mejor es que todos son prácticamente igual de simpáticos. Esto me gusta. También igual de pesados. Esto me gusta menos.
En el monasterio de San Antonio (cerca de al-Zafarana) nos acompañaron unos niños desde la cueva hasta el monasterio. 1200 escalones para abajo.
De donde eres, como te llamas, estas casado. Así nosecuantas veces. Cansa. Juan se cansó. A partir de ahí los niños añadieron "¿tu amigo está enfadado?" a la lista. Yo les respondía que fueran y se lo preguntaran. Al cabo de 15 minutos añadieron otra pregunta típica: en qué trabajábamos. Ese día éramos futbolistas, del Valencia y del Barcelona. La siguiente pregunta de los chicos era si nos gustaba el fútbol.
Queridos amigos, el orden de las preguntas es correcto: primero, trabajo (futbolistas) y después si nos gusta el fútbol y de qué equipo somos. Qué puedo decir, después de varios meses por aquí, no me sorprendió nada todo esto.

Es un país curioso. En un trayecto de 15 minutos puedo ver un coche dando marcha atrás en un puente, o aparcado en él, girar en sentido contrario (como hizo Juan) en una rotonda, ver que la casa que tardaron 10 días en demoler a golpe de martillo y maza se ha convertido en un aparcamiento que controla el “bauab” de la zona, ver al chico del pan en bici con su bandeja de 2x2 metros repleta de pan en la cabeza, como el mejor equilibrista del mundo esquivando coches, personas, badenes…
Puedo ver tantas cosas, pero recuerdo todo más lleno. Entonces me doy cuenta de que he dejado de ver la basura de la calle, las galabeyas, los taxis pitando, el tráfico caótico (de repente parece más ordenado), las motos con música, los hiyab y los niqab. Forman parte ya de mi día a día, son cosas que no veo más. Están tan presentes en la cotidianeidad que no los ves. Esto es extraño.
Ver cómo se van olvidando cosas para aprender otras nuevas, formas nuevas, modos nuevos, nuevos puntos de vista, nuevas ideas. Mil cosas que el cerebro intuye pero no puede absorber por saturación.

Aunque seguro que toda la tontería me la quita de un bofetón el primer taxista que pille en España cuando vea que me bajo del taxi sin pagarle.

domingo, 7 de febrero de 2010

1000 Km. de arena

Queridos compañeros del mundo animal, conseguí salir de esta ciudad.
Parece una afirmación desesperada pero no es para tanto, aunque lo estaba deseando.
Así, paso a relataros mi algo accidentado fin de semana pasado:



ETAPA 1: El Cairo.
Todo empezó una mañana normal de un Jueves normal. Un Jueves cualquiera en esta gigante ciudad. Juan, Pablo y yo pillamos el coche para dirigirnos a Koraimat.
El viaje empezó bien: girando la "Cibeles" de El Cairo en sentido contrario -con derrape incluido-, en hora punta y con la policía a 10 metros. A la escena le faltaba "La cabalgata de las Walkirias" de fondo, al más puro estilo, asalto militar. Hubiese sido ya mucho un policía ametrallándonos mientras escapábamos, pero hubiese molado. Sin bajas ni heridos, claro está.
-¡Vaya! Nos han parado -dice Juan.
-"¿Quién lo hubiera dicho después de tan perfecta maniobra?" -pensaba yo.
Lo peor es que estábamos como para pararnos, puesto que llegábamos tarde a la cita.
El resumen de la jugada es que pasamos de una "multa" de 1200LE (unos 155€) a un soborno al policía de unos 200LE, gasto que Juan, amablemente, decide asumir (conducía él).

Continuamos la marcha y, al preguntar a uno si íbamos bien, nos "ofrece" venir con nosotros para indicarnos el camino. Accedemos.
El camino resultó ser "todo recto por la única carretera que había" hasta llegar al pueblo. Fácil.

ETAPA 2: Koraimat y Beni Suef.
Visitamos la planta de Kuraimat de ciclo combinado de Iberdr01a. Pionera en este planeta por combinar con energía solar. Las conclusiones es que este tipo de plantas son de todo menos renovables... y mejor rezar para que no haya una fuga a la tierra porque entonces sí, apaga y vámonos.
Pero...¿y lo bien que queda lo de las energías renovables de cara a todos?

Comimos en Beni Suef. Comimos bien. A partir de aquí, la ruta era clara: atravesar el llamado desierto arábico, el que va desde el Nilo hasta el Mar Rojo. 160 Km. Una carretera. Sin gasolineras. Sin pueblos. Sin árboles ni pajaritos ni otros bichos.
Y allá fuimos. Al lector le aclaro que, por el calor y la mala ejecución de las obras de asfaltado, la carretera se dobla. ¿Cómo que se dobla? Sí, sí. Se dobla como un fuelle. Y pasa lo que pasa: golpea en el bajo del coche. Estuvimos a punto de pegárnosla dos veces. Da igual que seas Carlos Sainz. No lo ves venir (estaba atardeciendo). La carretera no avisa y, por si fuera poco, la arena invade la carretera. Suena a aventura, y creo que lo fue. Lo siguiente a esto hubiese sido quedarse tirado por la noche en el desierto... que, por cierto, MENUDO CIELO ESTRELLADO.

ETAPA 3: Zafarana y... Zafarana again.
Con doble sobredosis extra de adrenalina conseguimos llegar a Zafarana, donde -por cierto- Gamesa tiene una plantación de molinos de viento renovables increíble.
El pueblo son dos casas y una gasolinera. Lo primero que se oía en el "recinto" (me niego a llamarlo pueblo) era a Julio Iglesias a toda caña en los altavoces de la gasolinera, no es broma. El caso es que nos pedían 140LE (d.R.) por dormir. Decimos que ni de broma. Cenamos allí y nos piramos a Ain Sokhna, a 80 Km. al norte. Preguntamos al llegar en cuatro sitios -tipo resorts, lo único que había-. El más económico: 900LE. Ni de broma. Estuvimos a punto de dormir en uno de estos resorts tipo caribeños que estaba medio construido, en una de las habitaciones que estaban abiertas, con las hamacas de la piscina y los sacos. Hubiese sido un poco zángano, pero se nos pasó seriamente por la cabeza.
Nos bajamos las bragas y volvimos a Zafarana (otros 80 Km.). Nos dejan dormir allí. Por fin. Dormir... un momento: 160LE entre tres salimos a 54LE, que son.... 7 EUROS!! 160 Km. 3 horas de viaje. De noche.... por 7 &/$·" EUROS!!
Zz..zZZz..zz..

ETAPA 4: Monasterio de San Antonio. (Aquí hago una entrada aparte para comentar sobre los nativos)
Lonely Planet dice: a 30 Km. de Zafarana. Ja-ja: 50 Km. No muy visitado. Ja-ja: a tope. Creo que la Lonely se ha inventado esta parte, porque también se inventó los precios de los hoteles y tal. El caso es que subimos a la cueva donde San Antonio se pasó los últimos 40 años de su larga vida (vivió 90 añitos): 1200 escalones para arriba. ¡Me moría sin inhalador! Conseguí llegar y fue un "Vini, vidi... torni" porque había tanta gente en la entrada que no se podía entrar.
De vuelta al monasterio, visita tranquila y rumbo a la....

ETAPA 5: Ain Sokhna (ahora de verdad).
Allí quedamos con Gayar y Alessia.
El plan: playa, restaurante, baño, snorkle, cometa...
La realidad: 14ºC, viento, nublado, marejada.
El resultado: comimos en un complejo enorme a la americana -como no- y, después de una agradable comida, café y shisha, volvimos a El Cairo. A una fiesta.

ETAPA 6: La fiesta.
Aquí voy a omitir algunos momentos por el bien de mi salud mental. Resumiré que estaba tan cansado que estaba un poco de malas -lo reconozco-, ni siquiera bebí (además, llevaba el coche) y me piré sobre las 3 después de aguantar a borrachos y faenas taurinas de alta categoría merecedoras de rabo por lo menos.

Lo mejor del finde fue salir de la ciudad y las risas que nos hemos echado (con todo lo que hemos pasado). Se quedará en la memoria este viaje.

lunes, 1 de febrero de 2010

El fútbol es así (Parte II -Fin-)

Lector amigo,
el fútbol. Otra vez el fútbol.
Ayer tenía entradas para un concierto en la ópera (el nene, que va de fino). A las 20. A las 19 era la final de la Copa África: Egipto-Ghana.

Había quedado para ir al concierto. Salí de casa sobre las 19:50, un poco tarde, mientras oigo el primer y único "Goooooool" retumbando en toda la ciudad.
Llego a las 20:05 medio corriendo y sin noticias de mi colega. Me pican el billete, entro, llego a la puerta: cerrada. Shit. Hablo con un amable señor (Abd el-Asis) y me dice que lo han aplazado a las 21 por el partido.
La entrada la compré esa misma tarde, después de comer... y no me dijeron nada.
Finalmente me llama mi colega a las 20:45 y me dice que las calles están bloqueadas y que no sabe si podrá o no venir (al final no vino).
Pues ahí estaba yo, dándole vueltas al recinto de la ópera hasta las 21. El concierto empezó a las 21:25 (de vergüenza) y éramos unas 15 personas (contadas) en el auditorio (esto ya era de película).
La parte buena (dentro de mi enfado por todo cuando las cosas salen mal) es que conocí a este grupo de chicos que se reúnen cada tanto para ir a los conciertos y pude conocer a las intérpretes y descubrir a un nuevo compositor egipcio muy "a lo Satie". Me gustó.

Y con todo lo que se montó ayer y sigue montado y seguirá una semana (tráfico, fiestas, heridos, etc...) me pregunto la de cosas que se podrán hacer para otros deportes o incluso para la cultura durante un año (sólo uno) con el presupuesto de los equipos de la primera división de la liga BBVA de España.
Creo que se está fomentando el opio equivocado, o de forma equivocada.

No me imagino estas escenas en ninguna otra disciplina deportiva, donde el color de la bandera es lo de menos porque la actitud de los radicales es víctima de una perfecta globalización.




No entro más en el tema.

Agur.